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Arte & Cultura Grupo Salinas

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Una colección de 50 carteles elaborados por diseñadores gráficos, ilustradores y cartelistas de varias partes del mundo, los cuales elaboraron una obra en homenaje.

El trazo ecuménico del Chango

Carteles internacionales en homenaje a Ernesto García Cabral

 

A partir del 12 de febrero
Lugar: Nave mayor de Plaza Loreto

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“Ernesto García Cabral, alias El Chango, fue probablemente el dibujante más virtuoso de una época de artistas excepcionales. A lo largo de seis décadas (de 1909 a 1968), este creador produjo una obra rica y vasta, cuya calidad no decayó nunca. Dominó todas las técnicas del dibujo y experimentó con estilos distintos —fue del trazo académico a la experimentación abstracta— sin perder jamás su sello personal. Su universo estético fue único, variado, divertido y lindó, invariablemente, con la perfección”. El universo estético de Ernesto García Cabral.

 

La Bienal Internacional del Cartel en México, enfocada en la promoción de la gráfica mexicana y su tradición, desea aproximar la mirada de nuevas generaciones al trabajo de un personaje tan importante para la cultura de nuestro país. Como parte de una generación de creadores visuales que aportó, desde su labor, consciente o inconscientemente, una nueva perspectiva que forjó al México actual, es necesario revivir la memoria de un creador como Ernesto García Cabral. En este tenor, se convocó a El trazo ecuménico del Chango, una colección de 50 carteles elaborados por diseñadores gráficos, ilustradores y cartelistas de varias partes del mundo, los cuales elaboraron una obra en homenaje.

 

El objetivo de una colección, a propósito de un ícono como El Chango Cabral, es aquilatar el legado de su obra, la cual nutrió, no sólo a México sino al mundo entero y que, sin embargo, permaneció casi desconocido y sin nombre por algunos años tras su muerte. No obstante, la experiencia muestra que el trabajo de Ernesto García Cabral ha permeado e impactado la formación de vasta cantidad de quehaceres sociales. Cabral pertenece a todas las personas en el mundo, de manera atemporal, como la poesía pertenece a la humanidad.

 

El legado poético de Ernesto García Cabral.
Al acercarse a la obra de García Cabral es imposible, para aquellos que admiran las líneas, y los trazos, y los colores vivos; en movimiento, aquellos que parecen salirse de su medio y brincar a la realidad, no notar que detrás de todo, que detrás de las composiciones hay poesía. Y es que el acercamiento a la Obra de Ernesto García Cabral te deja con una sensación igual a aquella que explota en nosotros cuando estamos cerca de un poema: al estremecimiento del alma y de la carne, y de los sentidos, cuando leemos un poema.

Cabral sacó del mundo al lenguaje de lo bello y lo trazó en líneas, le puso colores, y algunas veces, lo hizo sátira. Cabral extrajo de la realidad la forma poética, el lenguaje abstracto y la posibilidad de generar sentimientos sublimes reflejados en un lienzo. Cabral pintó la poesía, le dio al mundo la posibilidad de ser contemplado con la vista de los ciegos, no sólo con los oídos, como afirmaba Rubén Bonifaz Nuño cuando decía que la poesía se escribe para los oídos. La obra poético-ilustrada del Chango rompió lo que circunda al arte visual, la imposibilidad de reflejar el lenguaje hablado y lo trazó en líneas perfectas.

Bonifaz Nuño decía que “Siempre ha sido mérito del poeta comprender las cosas; sacar las cosas, como por milagro, de la impura corriente en que pasan confundidas, y hacerlas insignes, irrebatibles frente a la ceguera de los que miran.”  Y es Cabral quien se apropia de esa afirmación, y toma ese atributo y mérito del poeta para apropiárselo. En sus Bellezas, en su Poema de Otoño, en La Mirada, Cabral toma la poesía natural del mundo y la hace insigne, le da el don de ser contemplada hasta por los ciegos. 

El orgullosamente Huatusqueño, aquel que llevó las calles de Huatusco hasta Francia, el que llevó a México en el tuétano de sus huesos y en cada centímetro de su columna vertebral, levantó la mirada ante las catástrofes del mundo, ante su violencia, ante ciudades devastadas y a punto de suicidarse, y les regaló su dibujo, su obra, cada pequeño gramito de color, y con ello, les dio color a las ciudades entristecidas. Cabral forjó modas parisinas con una portada en una revista, y marcó tendencias, y de su obra, sin saberlo, formó un legado no sólo para México, sino para el mundo. 

Ernesto García Cabral enseñó al mundo las cosas más solemnes. Pocos ilustradores se hacen meritorios de un poema, y es ahí donde radica la importancia de un poema, cuando al leerlo, alguien cruza tu mente, cuando alguien se va formando con cada palabra de un poema, con cada línea, con cada verso. Así es El Chango Cabral, se va formando a la par de un poema que engrandece a los poetas, porque como un poeta, este ilustrador mexicano, este ilustrador del pequeño pueblo de Huatusco, se hace merecedor del lenguaje de Dios, la poesía, pero transformada en líneas, en colores, en líneas y colores que forman imágenes. Como Rimbaud, Cabral habló el lenguaje de Dios.

Cuando hablo de Cabral pienso en la poesía, cuando leí Los Demonios y los Días de Bonifaz Nuño pensé en Cabral, porque dice el poeta mexicano:

 (…) Pero hay alguien: saca la cara negra
sobre la corriente de su río
de renglones cortos
respira y nos dice: “¿Qué es nuestra vida
más que un breve día?”, y entonces,
tocados de golpe, comprendemos:
sabemos que somos heno, verduras
de las eras, agua para la muerte (…).

Y así nos mueve la obra del Chango, de golpe, y en trazos cortos nos hace comprender que sólo vamos de paso por este mundo, que estamos prestados en una vida que no es bella, pero que es nuestra y que, por nuestra, debemos vivirla obligados. 

(…)Y no sólo el tiempo: los poetas
nos han enseñado la amargura,
el placer, el gozo de estar libres,
y el viento y las noches y la esperanza (…)

Y además de eso, Cabral nos enseña la belleza, el color del mundo, el color de las horas, la forma en que éstas se detienen bajo un trazo perfecto, y el tiempo, y el amor, y la forma de la mirada de una mujer, y el tango y la política. Cabral nos enseñó al mundo con todas sus formas, y lo desnudó y lo pintó, y lo hizo visible a los ojos humanos. 

César Armín Sampieri Cábal..

BIBLIOGRAFÍA.

Bonifaz Nuño, Rubén, Los demonios y los días. México: FCE, 1956.

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